miércoles

Mejor conmigo (Sin ti)

Ummmm...
Por estos días he obviado muchas cosas.
Por estos días he cerrado la puerta, me he detenido, me he caído, he sido incoherente.
Por estos días no quise escribir nada y a la vez he escrito mucho, pero... no encontraba manera de relacionar todo lo que mi cabeza tiene por decir.

Hoy no seré yo el que escriba, hoy doy paso a una intérprete entre sombras que sin más argumentos que mis palabras y recuerdos se permitió escribir aquello que mi cabeza no acepta y que mis palabras en texto no se adelantan a teclear.

Mejor conmigo (Sin ti)

Te he visto, me has mirado y ambos hemos disimulado cuánto nos sorprende el encuentro. Ha pasado tanto tiempo; conviví tanto con tu fantasma que no sé exactamente cuando fue que me abandonaste. Ya sé que no esta bien decir que me "abandonaste", suena lastimero y además te deja bastante mal. Ya no importa. Qué hermoso estás, me pregunto si piensas que yo también me veo bien, que fue un error haberte ido, que de estar conmigo no te habrías perdido tanto. Preguntas cómo me va, respondo con torpeza y miento sobre algunas situaciones; exagero sobre lo que va simplemente bien y le resto importancia a lo que va mal, no quiero darte detalles de la ausencia, que no sepas cuántos vacíos tuve que llenar cuando ya no estabas y cuántos planes se quedaron trazados sobre la mesa de nuestro futuro incierto. Tus manos largas y huesudas se mueven en el aire mientras hablas; me cuentas de esa vida sin mí y siento como voy perdiéndome entre tu voz y tus labios. Los mismos labios que comprimí con los míos, los que me besaron tanto, los que recorrieron mi cuerpo y succionaron mi sexo; los que tanto prometieron, los que tanto mintieron y los que sellaste para no hablarme cuando nada iba bien y nada hiciste para repararlo.

Te recuerdo mientras te miro, recuerdo eso que eras conmigo y lo que yo fui contigo ¿Lo recuerdas también? ¿Piensas en mí alguna tarde cuando llueve a cantaros y sientes frío? ¿Alguna vez te has sorprendido distraído pensándome y has sonreído? ¿El sexo de otros te hace añorar el amor hecho conmigo? No supiste nunca lo mucho que le hiciste a mi vida, te fuiste sin tomar nada de lo que quise darte, sin escuchar una de mis palabras, sin sentirme como yo te sentí.

Me miras y adivino tu nostalgia, tienes ese brillo de tristeza en tus ojitos cafés, hasta parece que te duele sonreírme y descubro que soy yo quien te sigue, que soy yo quien te observa y no te deja desviar la mirada al costado o agachar la cabeza un tanto avergonzado. Estás tan hermoso que no noté a simple vista ese aspecto desgastado y cansado que en realidad tienes. Me da miedo pensarte mal, imaginar que has vuelto a decaer, que bajaste la guardia y que estás de regreso al submundo donde te encontré cuando te conocí. Cuántas ganas de protegerte, cuánto deseo abrazarte y llevarte a casa para curar las heridas del cuerpo y del alma pero algo pasa; dentro, hay algo que se ha roto para siempre.

Niño, pequeño bastardito de mis afectos, mal de mis males pasados, yo te miro y no te reconozco. Algo ha cambiado, algo se ha roto para siempre.

- Te extraño - te escucho decir entre dientes y no te enfrento porque sé que esperas una respuesta que no tengo para darte. Me recuerdo sin ti; las muchas noches que no estabas en tu lado de la cama y yo te busqué entre sollozos, las horas muertas dedicadas a tu imagen, mi cuerpo penetrado por otro cuerpo que me recordaba al tuyo sobre mi, las muchas enfermedades que sobrevinieron por la debilidad, mis ganas sin ganas, mi fatalismo existencial y ese dolor que sentí durante tanto tiempo atravesándome el pecho, el alma y la vida.

Estás atento a mí, tus ojos se llenan de lágrimas que te niegas a derramar y aprietas la mandíbula conteniendo la impotencia. Me extrañas ¿Qué significa eso? ¿Me extrañas? ¿Dónde? ¿Te duele? Muéstrame dónde y cómo es que me extrañas porque te escucho decirlo pero no te lo creo.

Quizá mentí un poco sobre mi presente, maquillé mis nuevas realidades y obvié las pequeñas desgracias del día a día pero estoy mejor conmigo, sin ti. En las mañanas ya no te busco entre los rostros de la gente, cuando me sorprendo pensando en ti sólo sonrío porque te he perdonado, cuando sin querer tropiezo con algún objeto que olvidaste no lo oprimo contra mi pecho pensando que así te siento un poco, ya no me acuesto pensando si duermes solo o con alguien más; la comida ha vuelto a gustarme, la salud ya no se quebranta y cuando siento frío un saco de lana me basta; dejé de pensarte, de extrañarte, de preguntarte. Con la ternura que aún me inspiras te miro, me encojo de hombros y me despido con un beso en la frente sintiendo la certeza de que sencillamente ya no te amo.




Autora: Leticia Jaramillo
http://memoriadenada.blogspot.com/

2 comentarios:

Vicky dijo...

Por un momento sentí lo que siente el alpinista experimenta cuando la tierra bajo sus pies se vuelve añicos y siente el descender por el barranco antes ajeno; qué autora más extraña ¿algún día se deja de amar? No, simplemente se mira desde otro lugar.

Pacho dijo...

Casi cruel, pero necesario...